Alien Covenant: explorando terrenos viejos

Era el año de 1979 y el mundo conocía a una de las películas de ciencia ficción más aterradoras, emblemáticas y entrañables de la historia del cine. Sus escenas climáticas, que hacían palidecer hasta al más valiente siguen siendo recordadas e imitadas. Basta decir que el diseño de la criatura a cargo de H.R. Giger ha quedado en las cabezas de generaciones pasadas, actuales y seguramente en las venideras. Quienes no han tenido la fortuna de ver alguno de los filmes, seguramente identificarán al personaje apenas lo vean tras algún aparador.
Cinco años después de Prometheus, que generó más comentarios negativos que positivos, han decidido resucitar la saga, y hacer un poco de justicia para los fans que se rasgaron las vestiduras en 2012. Así que a sus 79 años Ridley Scott estrena Covenant, precuela de la franquicia que está por cumplir las cuatro décadas.
Las criaturas de más de dos metros, viscosas y corrosivas ahora tienen una explicación y un origen, que es más perturbador que los xenomorfos en sí. El eslabón perdido, la conexión entre la nave misteriosa encontrada en Alien y una misión letal llevada a cabo por un tripulante de la misma. El dilema de la existencia, la creación, la fe, y la traición se reflejan en los diferentes personajes.
La misión de la nave Covenant era colonizar un nuevo planeta, pero un extraño mensaje los hace desviarse del curso y aterrizar en la boca del lobo, o en este caso del xenoformo. La exploración en el planeta nuevo arranca y pronto se vuelve una catástrofe. Es aquí donde los clichés se hacen presentes. La historia empieza a decaer con los típicos elementos del terror: los tripulantes comienzan a experimentar síntomas extraños que terminan en catástrofe, las criaturas superpoderosas y veloces los empiezan a acechar, persecuciones y muertes, disparos y la lucha por supervivir, son elementos usados una y otra vez. Y para muestra de lo anterior, hace algunas semanas se estrenaba Life: vida inteligente, que ocupa los mismos recursos para el desarrollo de la historia.
Uno de los elementos de mayor trascendencia para la saga es el personaje de Ripley, interpretado por Sigourney Weaver, una mujer poderosa, que pone en juego todas sus habilidades para salir a salvo. Lo retoma con el personaje de Daniels (Noomi Rapace), segunda a cargo de la nave exploradora que debe llevar las riendas de la situación si desea salir con vida.
Eso sí, esta vez Ridley no se anduvo con tapujos y decidió mostrar a la criatura hasta el hartazgo, motivo por el cual quedó al descubierto el uso desmedido del CGI (¿dónde está la sutileza? ¡caray!). Las criaturas también sufrieron pequeñas modificaciones en sus diseño, pero no por eso pasaron desapercibidas para aquellos que conocen bien al personaje.
Sus aciertos son una vez más en el diseño de producción, a cargo de esos héroes muchas veces anónimos que le dan sentido a cada objeto y le depositan la carga narrativa necesaria para la historia, mismo que no sería posible sin el famoso pintor y escultor H.R. Giger que definió la atmósfera gótica-humanoide-mecánica que forma en buena medida parte del éxito.
Alien Covenant recuerda aquellas escenas aterradoras, es revivir el suspenso del primer filme, un poco de nostalgia y terror de un viaje antes visto.
Fan Valdés
Pedagoga de formación pero cineasta por convicción, artista plástica en el tiempo libre.
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