Ghost in the Shell

Por: Isaac Ávila
“I’m not a robot without emotions, I’m not what you see
I’ve come to help you with your problems, so we can be free
I’m not a hero, I’m not a savior, forget what you know
I’m just a man whose circumstances went beyond his control
Beyond my control, we all need control
I need control, we all need control”
Mr. Roboto. Styx
Parece que todos los remakes que Hollywood se aventura a realizar sobre anime/manga/films japoneses tienen un solo destino: la simplificación. Y no es que consideren al espectador tonto, pero este negocio se trata de llegar al mayor número de personas para conectar.
Ghost in the Shell es una enorme compilación de fan service. Todo aquel gustoso de la cultura nipona se sentirá agradecido al encontrar referencias no sólo al material en que está basado, sino a muchas otras entregas como Metal Gear Solid.
Sin embargo, la historia es plana. La Odisea derivada de una avanzada tecnología que aumenta las capacidades de nuestra protagonista…un momento, ¿estamos viendo (Lucy Besson, 2014) No, creo que no, aunque la premisa es básicamente la misma. Nuestra protagonista tiene vacíos existenciales y va aprovechándose de sus capacidades superiores para resolver el caso. Mayor tiene que buscar en el pasado para significar su vida, no sólo en su vida humana, sino en el proceso que llevo el proyecto 2501 para alcanzar la cúspide con su creación. No tiene motivaciones, porque se considera un arma, un artificio cuya única misión es mantener la justicia.
La acción mantiene un ritmo en toda la película… es bastante predecible. Visualmente es maravillosa, en pocos momentos sientes que el CGI está presente. Muy bien cuidada y con una fotografía que evoca anime, manga, videojuegos y por supuesto, otras películas. El desarrollo de los personajes es un poco flojo en consecuencia de este ritmo.
Sentí que venía Blade Runner meets Robocop. Esto es una joya para los que apreciamos el género. La delgada línea de la humanidad frente a las inteligencias artificiales, el conflicto de ser un androide controlado por un código binario que implanta memorias, valores, costumbres, creencias y respuestas (como cualquier sistema cultural en el que estemos inmersos) y que no es tan bueno como se pensó. Por lo menos no en todos los niveles.
Los personajes intentan trascender lo que fueron. Luchando contra sí mismos, borrando la posibilidad de cometer los mismos errores y buscar el bien por medio del sacrificio. No, no es spoiler.
El diseño del audio es de gran calidad. Acompaña adecuadamente la acción en pantalla. Usa muy bien los recursos y vi saltar muchas veces a las personas en las butacas con los pequeños cambios de ritmo a modo de saltos de gato y screamers.
En conclusión, es un buen blockbuster. Una película dominguera que se suma a las filas de la intrascendencia (por más que ese sea su tema) pero que deja un buen sabor de boca en los espectadores ñoños como su servilleta.
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