Trainspotting 2: dos décadas de nostalgia

First there was an opportunity……then there was a betrayal
–Spud
Trainspotting resume la nostalgia de toda una generación, el mundo ha cambiado, pero… ¿lo has hecho tú?
Fue en 1996 cuando Boyle le mostraba al mundo la dura vida de un grupo de jóvenes en Edimburgo que inmersos en las drogas buscan constantemente la autodestrucción. Basada en la novela homónima de Irvin Welsh, la cinta sacudió (y lo sigue haciendo) con su excelente realización y narrativa.
El realizador británico empezó este proyecto pensando 20 años a futuro, y así, con ambición y superando retos, Danny Boyle logró estrenar la segunda parte, que con gran ansiedad estuvimos esperando. El rumor de Trainspotting 2 lo escuché hace unos 11 años cuando vi Trainspotting, “ya estaba en edad para verla” (no estoy tan vieja querido lector). Aquella primera parte me impactó y como a muchos (estoy segura) se convirtió en una de mis películas favoritas.
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20 años pasaron desde que el grupo de “yonquis empedernidos” se enfrentaba a la vida, con lo poco o mucho que ésta les había dado. Mark huyó con el dinero del “deal” que hicieron todos, y solo recompensó a Spud con su parte. Voló a Amsterdam mientras los demás se quedaron en su miseria en Edimburgo. Volver no iba a ser fácil, enfrentar a quienes traicionó no sería una tarea sencilla.
Ahora los vemos tan diferentes entre sí, con sus propios problemas pero uniéndose en una misma historia. Amistad, traición, drogas, violencia, sexo y tragedia siguen rodeando a este grupo de amigos muy particular. El reencuentro es necesario. Regresar a los lugares donde se fue miserablemente feliz, golpea, ¿qué has hecho en estos últimos años? Quizá el retorno es para sanar, para limpiar los errores, pero ¿qué pasa cuando en vez de curar las heridas, las revives? Volver también puede ser un acto provocador de una constante pulsión de muerte.
La edición es un vaivén entre el primer filme y este último; el montaje es un elemento importante en la estética de Danny, en la que destaca el hecho de ocupar planos distintos entre sí al mismo tiempo (127 Horas, 2011), o viajar en el tiempo (Slum dog millionaire, 2009) y en Trainspotting no es la excepción.
La suerte de ninguno ha cambiado, ni siquiera para el que escapó. Renton, Spud, Begbie y Sickboy ya ni siquiera se hablan por sus apodos, ahora son Mark, Daniel, Franco y Simon. La llegada de Mark interrumpe una drástica decisión de Spud. Franco, el temperamental, violento y abusivo del grupo cumple una condena en la cárcel, harto de su encierro se ingenia un plan para escapar y seguir delinquiendo; es su pasión y lo que mejor hace.
La visita de Mark a Simon tampoco es grata. La rabia del segundo guardada durante 20 años ahora quiere salir. Desea vengarse del traidor, convenciéndolo de quedarse. En Sick boy solo ha cambiado su droga preferida, ahora cocaína; maneja sin mucho éxito el Pub, negocio herencia de un familiar, pero su verdadero “business” es el chantaje de videos sexuales de hombres con una prostituta llamada Verónika, quien es por cierto su novia.
Los ecos del pasado persiguen a cualquiera y Simon comienza a ceder inconscientemente ante la amistad de Renton. Lo viejo se siente nuevo, el pasado sigue presente y ahora Verónika, Simon y Mark son socios de crimen al conseguir un presupuesto que usarán para construir un burdel. Begbie se entera de la sorpresiva aparición de Mark y va a buscarlo para enfrentarlo sin piedad.
La fotografía y el diseño de producción transportan a la melancolía, con el uso de colores fríos no solo se refleja el clima de Edimburgo, sino el sentir de sus protagonistas, su vacío y decadencia personal. Los planos, perfectamente bien pensados, suman a la historia y nos llevan incluso a los escenarios de la primera cinta. Ángulos de cámara y movimientos drásticos aportan elementos importantes al desarrollo de la película. Boyle habla con planos y no con diálogos. El vestuario vuelve a ser contemporáneo, pero es aquí donde muestran un cambio más radical, tal vez señalando que es en lo único en lo que han madurado.
El soundtrack, otra vez delirante, sazona la película, e incluso muchas veces sobresale a las imágenes (intencionalmente). El cast, no pudo ser mejor; ver a los mismos personajes es (usaré la palabra que creo mejor para describirlo) hermoso. Potentes, violentos, inocentes y frustrados, son todo lo que fueron y seguirán siendo.
Fan Valdés
Pedagoga de formación pero cineasta por convicción, artista plástica en el tiempo libre.
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