Manchester junto al mar: Pasodoble antidramático

Por: Rodrigo Garay Ysita
Paso adelante para empezar la tragedia discreta de Lee Chandler, un handyman de pocas palabras que vive quitando nieve de las calles de Boston. La historia, escrita y llevada al cine por el director y dramaturgo Kenneth Lonergan —que ya había explorado el tema de la culpa en Margaret (2011)—, se llama Manchester junto al mar (Manchester by the Sea, 2016) y le pone un obstáculo bastante incómodo a nuestro héroe: la muerte de su hermano lo obligará a regresar a su pueblo natal para arreglar el trámite funerario y hacerse cargo de su sobrino Patrick, ahora huérfano.
Paso atrás: hay tiempo para conocer al difunto. El hermano mayor fue el apoyo más fuerte durante la desgracia que arruinó a Lee de por vida, el secreto detrás de su futuro hermetismo, y era un hombre recto que, a pesar de haberse casado con la persona equivocada, sobrellevó el abandono y las responsabilidades de ser un buen padre. Cuando al pequeño Patrick se le pregunta a quién prefiere, si al tío o al padre, no duda en elegir al más fuerte de los dos hermanos.
Otro paso adelante: la frialdad de la atmósfera, que se siente más allá de la escenografía. El ambiente es hostil para el espectador por un alto grado de cinismo en los personajes, sobre todo en el principal, que trivializan el proceso mortuorio y las convenciones sociales del duelo con los diálogos más inhumanos del mundo ( “—¿Qué aspecto tiene? —Tiene aspecto de que está muerto.”) y las preocupaciones menos oportunas, como la de un hijo dedicado a malabarear a sus dos novias cuando debería estar asimilando la partida de su padre. Reírse en Manchester junto al mar es como reírse en medio de un funeral, ¿eso está mal?
Otro paso atrás: el paraje blanco de Manchester-by-the-Sea no siempre fue doloroso. La fotografía de postal escasea en la película, aunque, cuando llega, lo hace como un recordatorio de los años dorados: de la pesca fraternal cuando todos estaban juntos, cuando la esposa esperaba en casa y los hijos también; inamovibles y cotidianos. El pueblo, cargado de recuerdos de los seres queridos, se volverá sofocante algún día. El mar del primer plano y el mar del plano final son el mismo, pero no.
Último paso al frente: Manchester junto al mar sustenta una actitud antidramática con el argumento malencarado de nombre Casey Affleck, que suprime cualquier clase de purga expresiva, emotiva o vitalicia porque su personaje no merece el alivio que le sigue a la rabia (y, por consiguiente, su público tampoco). La figura de un conserje atormentado pide a gritos un arco dramático, llamado que el resto del elenco parece atender en todo momento al presentarle diversas oportunidades de redención —todas frustradas: el notario público al ofrecerle una familia nueva y una vivienda más digna; la coqueta Sandy, rechazada en sus tristes intentos de “¿No gusta pasar a tomar una tacita de café?”; la vecina calenturienta y su indiscreción telefónica; el sobrino que le pide conservar un bote que, más que otra cosa, es una reliquia de unión familiar, y, por último, el desgarramiento de Michelle Williams en vía pública, el clímax ya necesario que abre un corazón erosionado con esperanzas de recibir algo a cambio, pero que, con toda prisa, el susodicho desprecia cobardemente, dejando a una exesposa con lágrimas en la cara en medio de la calle. El muy cabrón.
Último paso atrás: Lee Chandler sí tuvo un momento explosivo de humanidad, nacido en la pistolera de un policía descuidado. El culpable reconoce de repente la propia necedad, su adormecimiento repugnante y las últimas consecuencias de ser así de irresponsable. En algún rincón de su alma helada por el frío de las aceras de Massachusetts está el deseo de ser castigado, el drama latente, de ahí el autosabotaje constante en las riñas cantineras y la negación del impulso de vida en cada invitación ignorada (porque, como recurso estereotípico de joven crítico mexicano, había que hacer referencia a Freud tarde o temprano).
Manchester junto al mar va y viene, buscando entre el ayer y el ahora un pequeño desahogo para un hombre condenado. Y nunca se permite encontrarlo.
Trailer:
Ficha técnica
Dirección: Kenneth Lonergan
Guión: Kenneth Lonergan
Producción: Lauren Beck, Matt Damon, Chris Moore, Gigi Pritzker, Kimberly Steward, Kevin J. Walsh
Reparto: Casey Affleck, Kyle Chandler, Michelle Williams, Lucas Hedges, C. J. Wilson, Stephen Henderson
Dirección de fotografía: Jody Lee Lipes
Edición: Jennifer Lame
Música: Lesley Barber
País: Estados Unidos
Año: 2016
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