Keit Richards: el roll de una leyenda viviente

En algún lugar del rock, como diría el maestro Parménides, se encuentra un hombre con su guitarra con nada más que las canciones que lleva para el camino. Así es Keith Richards, una verdadera leyenda viviente. Quien gracias a Netflix nos comparte un poco de su andar y sobre todo de las influencias que le ayudaron a forjar su camino en el rocanrrol.
El núcleo de este documental no es la vida de este gran músico, sino la música en sí. Desde el inicio, Keith nos bombardea con excelentes recomendaciones musicales que hacen de este filme algo excepcional. Tenemos una mezcla de blues, country, gospel y por supuesto, de los Stones y composiciones en solitario del buen Richards.
Era lógico que tratándose de un documental sobre la vida y obra de Keith, éste tendría un excelente soundtrack. Pero hay que atender al gran trabajo de edición y diseño acústico porque va de la mano con la narrativa visual y discursiva.
En todo momento, la narrativa corre a cargo de los entrevistados. Esto habla de una gran labor periodística/narrativa y de edición. Nos van llevando a través de la música por las distintas épocas y cómo esto afectó la evolución de la música de Richards y en general el panorama.
Pasemos al aspecto visual. Aunque todo sea muy sobrio (ya es bien conocida la fórmula de Netflix para los documentales) tiene características que te vuelan la cabeza. Sobre todo cuando hay jams o Keith recorre de nuevo los lugares que le recuerdan algo muy significativo de su carrera.
Pocos son los afortunados que conviven con sus ídolos y los Stones no sólo compartieron escenario con los más grandes del blues, sino que sirvieron de punta de lanza para abrirles paso en una escena muy segregada y racista aún.
Recopilaron excelente material de stock para colaborar con la narrativa. Ver a Moody, Chuck, Howlin, Buddy Guy y todo el desfile de leyendas mientras Keith nos cuenta cómo convivió con ellas, es una gran experiencia. Inspira y ayuda a conocer un poco más a esos grandes artistas.
Me parece una acertada movida estratégica de los amigos de Netflix. Sólo tener un Stone a cuadro pero al mismo tiempo tenerlo todo, historia, música, anécdotas y referencias sobre la escena. Es un documental altamente recomendable para conocer más de cerca esa época tan lejana del rock donde, como dice Keith, preferían andar en el roll.
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