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El demonio neón | Crítica

demonio neon

sebastian 

La belleza no es lo más importante, es todo.

Después del fracaso en taquilla y las críticas hacia Only God Forgives (2012), el director danés Nicolas Winding Refn presenta su nueva obra que se ha distinguido por una gran campaña de difusión. El demonio neón (2016) nos lleva a la ciudad de Los Ángeles, donde Jesse (Elle Fanning) llega para cumplir su sueño de convertirse en modelo. Pronto todas las personas que la ven confirman que es perfecta. Consigue el amor de los representantes, fotógrafos y diseñadores, pero la envidia del resto de las modelos, quienes harán lo que sea para obtener su belleza, inclusive comerse a Jesse.

poster the neon demon

Refn nos invita a este submundo desconocido de la ciudad, donde llegar a las pasarelas es una carrera en la que absolutamente todo se vale. Aquí destaca el personaje de Jesse (Elle Fanning), una chica inocente que confía en su belleza natural. Su actuación es del estilo de Winding Refn, con poco diálogo y expresiones faciales discretas que refuerzan la interpretación.

La fotografía es uno de los ganchos, con planos bien definidos y con juegos de luces que se complementan de una manera sorpréndete y enfatizan algunas acciones. Otro de los logros significativos es la música, responsabilidad de un viejo conocido: Cliff Martínez, quien inunda los oídos con sintetizadores y música electrónica sombría que embona perfecto con la fotografía de Natasha Braier.

Pero la película tampoco es perfecta, y eso no significa que esté de acuerdo con la calificación que recibió en el infame sitio Rotten Tomatoes, pero El demonio neón adolece del guion; en algunos momentos la historia está planteada en un momento definido del tiempo y después encontramos eventos que se salen completamente, lo cual llega a confundir al espectador ¿son secuencias oníricas o es parte del tiempo?

El segundo problema es que, aun con planos de gran calidad, se llega a abusar de lo contemplativo. Y no me mal interpreten, NWR transmite el ascenso del éxito de Jesse con efectos de luz que dan el nombre a la película, y sobre todo se siente la necesidad de las demás modelos para tener la belleza sin bisturí que ha llegado a la ciudad.

Como bien nos tiene acostumbrados, el realizador presenta planos incómodos y provocadores tales como aquellos que contienen intentos de violación, escenas de necrofilia, asesinatos y antropofagia. Todo por el inalcanzable sueño de la belleza perpetua.

A grandes rasgos es un excelente trabajo que nos da la visión de lo que poco se ve del mundo de la moda. Supera el ejercicio pasado y rescata algunos elementos que presentó en Drive (2011), lo cual hace de El demonio neón toda una experiencia visual y sonora.

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