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El Conjuro 2: El caso Enfield

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El Conjuro 2, secuela de la primera entrega del 2013, se centra en otro relato verídico del expediente Warren, el cual describe un caso poltergeist que sufre una familia londinense del distrito de Enfield en la década de los setenta.

Peggy Hodgson (Frances O’Connor) es una madre soltera que vive tranquilamente con sus cuatro hijos hasta que Janet (Madison Wolfe) la segunda más grande, experimenta una infestación espiritual. El director australiano de origen malayo muestra cómo los demonólogos se enteran del caso por medio de la Iglesia Católica y acuden en ayuda de la familia.

Ed (Patrick Wilson) y Loraine Warren (Vera Farmiga) ofrecen actuaciones no muy diferentes a El conjuro, no obstante se profundiza más la en relación de ambos, descubriendo nuevos elementos. Farmiga y la pequeña Madison destacan con papeles bastante más sólidos que ayudan a dramatizar e involucrar al resto de los personajes.

Visualmente se nota un gran dominio técnico de la utilización de la luz con respecto a la circunstancias, haciendo de las imágenes terror genuino y clásico al más puro estilo. Resalta cómo la trama se impone sobre los efectos y evita que la cinta caiga en la fórmula de la basura fantasmagórica que hemos visto repetida hasta el cansancio.

Ya desde hace un tiempo Wan había pasado de las franquicias low cost, que significaron su éxito, a una consecución en taquilla y fama; una nueva franquicia terrorífica high budget de Dead Silence (2007) se siente posible.

Lo Bueno

Wan muestra su experiencia en el género con el control del ritmo, en una historia que por lo general esquiva lo predecible. Utiliza un relato diferente de principio a fin, con relación a su predecesora. Además, los tintes romanticistas ayudan a dar un rumbo más sutil que acompañan el retro terror del filme, y armoniza mejor con una atmósfera de la década funk.

El Amityville británico dispone de dilemas más particulares en los personajes y con una subtrama variante, que aunque exagera, es efectiva para el desarrollo de la cinta, haciéndola más entretenida. Esto convierte a la película en un deber de todos los fans del terror.

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El Conjuro 2 reafirma y quizá comienza a fortalecer la fórmula del poseído. Su estructura narrativa sabe resolver en buena medida la mayoría de los obstáculos sin caer en mundanidades o en el tedio. Mantiene a la audiencia alerta y parece no haber perdido la pericia de manejar sus propios entornos.

Lo Malo

Los desenlaces de Wan son todavía demasiado sencillos para los tremendos poderes del Chamuco, lo cual antoja por lo menos más imaginación en la elaboración de sus resoluciones. Aunque las actuaciones son de calidad, por momentos se desearía que los actores hicieran algo más que sólo gritar.

A diferencia de su precuela, esta vez hallamos más altibajos. El también director de Saw (2004) abusa de los planos secuencia y hace que las apariciones terroríficas se sientan forzadas.  Aunque es de los pocos directores que en su mayoría utiliza apropiadamente los viejos recursos del terror (screamers), esta vez aturde por momentos a la audiencia con el sonido, y en otras incluso raya en lo cómico.

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Quizá se continúa sin satisfacer completamente, ya que la intención de un enfrentamiento decisivo con el mal, y la ausencia de una unión perfecta entre la narrativa, los efectos y los recursos cinematográficos, dejan a la cinta con la frase de “menos es más”.

La película muestra cierto avance y en otros tantos momentos, retrocesos. Y aunque es cierto que el drama tradicional del productor de Anabelle (2014) tampoco es para esperar o aplaudir demasiado, la expectativa era que superará lo que ya había ofrecido antes. Uno desearía que Wan armonizara mejor su dominio del ritmo con el resto de los aspectos, que son igual de importantes.

Aun después de los todos ruidos, chillidos y soluciones efectistas, El Conjuro 2 es el ejemplo de que con tiempo e inversión todavía se pueden lograr secuelas decentes, sin chorros de sangre de un terror más típico, habitual, y en un género que es tan difícil de innovar, más por su encasillamiento en un sistema.

Luis Zenil Castro 

Productor audiovisual y dibujante.

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