Sixto Rodríguez, el fantasma que derramó el whisky en los corazones

Por: Isaac Ávila
“Silver magic ships you carry
Jumpers, coke, sweet Mary Jane
Sugar man you’re the answer
That makes my questions disappear
Sugar man ‘cos I’m weary
Of those double games I hear”
Sugar Man. Sixto Rodríguez.
La música está llena de historias de héroes caídos. De grandes que mueren sin saber que su arte es amado en muchos lugares. Esta es el caso de uno, es la búsqueda de un mítico fantasma que tocaba en los barrios pobres de Detroit. De quien no se sabía nada en Estados Unidos, pero que la fuerza que tenía en Sudáfrica impulsó la realización de este documental, el cual despertó una enorme sorpresa entre sus fanáticos.
Sería imperdonable no comenzar este texto hablando de la música de Rodríguez. Se dice que hay muy pocas personas con la sensibilidad para transmitir sentimientos a través de su obra. Sixto podía hacerlo. La miseria, desilusión, tristeza, depresión y pérdida de la fe se notan en sus letras y música. Transitas las calles llenas de basura, hambre y desesperación de Detroit. Bebes en los bares y tugurios de la zona. Convives con tus vecinos que han sufrido los periodos de crisis que arrasan con la vida de los más pobres.
Es bien sabido que esta y otras ondas surgen del grito desesperado de vida. Un corazón roto y una guitarra han cautivado el mundo desde que las razas rezagadas de los Estados Unidos salieron del callejón de la muerte para reclamar lo que por derecho era suyo, la vida, el amor y lo necesario para sustentar sus podridos cuerpos en la escena musical.
Se nota cuando un documental ha hecho su primera parte satisfactoriamente. Hay una gran investigación detrás de esta producción audiovisual. Hecha por los periodistas y grandes admiradores de Rodríguez, quien en palabras de no pocos, es más grande que Bob Dylan. Estas son palabras mayores, pero algo muy común en el showbiz. No siempre los más talentosos llegan a ser las grandes figuras que representan su género.
Las entrevistas ayudan a la narrativa. Vemos el día a día de quienes nos cuentan el trágico destino que el artista enfrentó. Su influencia al pelear contra el stablisment y el peso que tiene una buena canción en la vida de quienes menos imaginas, sobre todo si están del otro lado del mundo.
El clímax viene con un asombroso descubrimiento que rompe los mitos -no todos- sobre la vida, obra y muerte de Rodríguez en la escena local de la música. Hay un travel sobre una calle de los suburbios de la ciudad que nos impacta por el peso de todo lo que ahí vemos. Si no conocen el documental, corran a verlo, porque no tiene desperdicio alguno esa transición entre historias.
A pesar del poco material grabado por Sixto, el diseño de sonido es impecable. Te mete al contexto de aquellos años, integra cómo desesperadamente se buscó entre los cadáveres la música del ídolo. Se agradece el trabajo, y el documental se justifica a través de la música y la potencia de la personalidad de nuestro protagonista, quien al parecer compartía mucho con el director de este documental, que dos años después se suicidó por una fuerte depresión.
Para viajar y rolarla, no necesitamos demasiado. Solo estar bien seguros de que el camino está empedrado, y aunque vayamos descalzos, basta tomar nuestra guitarra para recordar el rocanrrol que incendió nuestro corazón y nos animó a pelear hasta el cansancio. Hasta que el alcohol en nuestras venas mitigue el pensamiento, hasta que el tabaco colapse la respiración y no puedas más que jadear y romper las cuerdas cantando, soñando, muriendo.
Trailer
Ficha técnica
Dirección: Malik Bendjelloul.
Producción: Ida Svenonius y Fredrik Zander.
Edición: Malik Bendjelloul.
Fotografía: Camilla Skagerström.
Diseño de Sonido: Linda Dalin, Fredrik Jonsäter y Per Nyström.
Cast: Stepehn Segerman, Dennis Coffey, Mike Theodore, Dan DiMaggio, Jerome Ferreti, Regan Rodríguez, Rodríguez, et al.
País: Suecia, Reino Unido y Finlandia.
Año: 2012.
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