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Wendy Carlos, Kubrick y la música electrónica

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Por: Rodrigo Garay Ysita

 Stanley Kubrick, hoy ícono de la maestría cinematográfica y genio alabado por la comunidad cinéfila de donde sea, no era muy querido por algunos de sus colaboradores cuando estaba vivo. Su nivel de perfeccionismo durante las fases de producción implicaba torturar a sus actores con media centena de tomas por plano (si le creemos a Jack Nicholson), encerrarse con su editor a trabajar aún más horas que las que pasaban en rodaje y despreciar la composición de soundtracks por su inhabilidad para competir con los compositores clásicos.

Su predilección por las grabaciones de música culta, más que evidente en 2001: A Space Odyssey (1968) y en Barry Lyndon (1975), limitó sus colaboraciones con músicos y compositores de scores originales. Sin embargo, fueron dos los que pudieron trabajar con él de manera exitosa (y hasta repitieron): György Ligeti y Wendy Carlos. De ellos, sólo Carlos fue capaz de convencerlo de utilizar música electrónica en sus películas.

En una época en la que los soundtracks de sintetizador ochentero se están poniendo de moda otra vez —ahí está Drive (Nicolas Winding Refn, 2011), It Follows (David Robert Mitchell, 2014) y Turbo Kid (François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell, 2015)—, no hay mejor momento para revalorar el trabajo de la pionera del género. Aquí está Wendy Carlos en cinco tracks:

Sinfonía para Cantata No. 29, de Johann Sebastian Bach

Antes de su musicalización filmográfica, la contribución más importante de Carlos fueron las recomendaciones que hizo al Dr. Robert Moog para la creación de su famoso sintetizador en 1967. Carlos utilizó un modelo de la serie 600 del sintetizador Moog en la grabación de diez obras de Johann Sebastian Bach, con la intención de crear música electrónica que estuviera más cerca de la gente y más lejos del avant-garde con el que estaba relacionado ese sonido.

El producto de dichas sesiones fue Switched-On Bach (1968), el segundo álbum de música clásica en alcanzar una certificación Platino de la RIAA con más de un millón de copias vendidas para 1974. El disco ganador de tres Grammys, además de la Sinfonía, incluía el Concierto de Brandenburgo No. 3 en sol mayor y el arreglo Aria para la cuerda de sol.

 En ese entonces, Wendy todavía firmaba como Walter Carlos.

Title Music from A Clockwork Orange, adaptada de Music for the Funeral of Queen Mary, de Henry Purcell

Con una peluca y vello facial pintado, Walter escondía con vergüenza la evidencia corporal del tratamiento de hormonas que la estaba convirtiendo en mujer. Así, disfrazada, conoció a Stanley Kubrick en 1971. El cineasta neoyorquino estaba fascinado con Switched-On Bach y quería adoptar el sonido electrónico para su nueva película: A Clockwork Orange (1971).

Uno de los movimientos de cámara más famosos de la historia del cine, el zoom back desde la mirada demoniaca de Malcolm McDowell, fue acompañado del tema funerario de Purcell que, reinterpretado por el sintetizador de Carlos, es la primera indicación del carácter ominoso, tétrico y de grandiosidad futurística que tiene el universo ultraviolento de Alex DeLarge.

Timesteps, composición original para A Clockwork Orange

 Aunque la relación laboral con Kubrick fue fructífera y agradable para ambas partes, el cineasta no utilizó todo el material realizado por Carlos en la versión final de la película. Un año después del estreno, las composiciones musicales íntegras fueron lanzadas en Walter Carlos’ Clockwork Orange (álbum que cambió de nombre una vez que la compositora cambió de sexo por completo).

La pieza que abre la colección, único tema que no está basado en las obras de otros compositores, fue compuesta mientras Walter/Wendy leía la novela de Anthony Burgess que dio origen al éxito de Kubrick.

Tema principal de The Shining (1980)

Su segunda colaboración con Stanley Kubrick fue aún más breve. A pesar de que musicalizó varias escenas (algunas de ellas ni siquiera llegaron al corte final del largometraje) de The Shining, adaptación cinematográfica de la novela homónima de Stephen King, el soundtrack sólo incluyó dos: el tema principal y Rocky Mountains (basada en la Symphonie fantastique de Hector Berlioz).

El sintetizador de Wendy Carlos es perfectamente identificable en los créditos de inicio de la cinta de horror mientras Jack Torrance conduce a su familia, a través de una sinuosa carretera demente, hacia el matadero del Hotel Overlook.

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Tron Scherzo, del soundtrack original de Tron (1982)

 Disney buscó a Daft Punk para musicalizar Tron: Legacy (Joseph Kosinski, 2010) porque, 28 años antes, Wendy Carlos les compuso un score campeón para la primera parte de la saga. La cinta de ciencia ficción en la cual el joven Jeff Bridges se mete al universo que existe dentro de su computadora se estrenó en pleno apogeo de los soundtracks electrónicos popularizados no solamente por Carlos misma, sino también por cintas slasher como Halloween (John Carpenter, 1978) y A Nightmare on Elm Street (Wes Craven, 1984).

Wendy Carlos sólo trabajó en el cine una vez más, para Brave New World (Roberta Hanley, 1998), y desde entonces tampoco ha lanzado álbumes originales de su trabajo como solista. Si una artista tan prolífica y relevante, tanto para el mundo discográfico como para el fílmico, estuviera pensando en regresar, ahora es cuando.

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