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Quentin Tarantino y la música de Ennio Morricone

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 Por: Rodrigo Garay Ysita 

Era de esperarse que cuando Tarantino conoció en el Festival de Cannes de 2009 a Ennio Morricone, compositor icónico del spaghetti western, le pidiera una colaboración completa (porque ya había tomado varias de sus melodías prestadas). Seis años más tarde, y por primera vez en cuatro décadas, el italiano compuso de nuevo el score de un western: The Hateful Eight (2015). Hagamos un repaso de algunas piezas musicales de Morricone que el director tennesiano reutilizó en sus famosísimos soundtracks:

Da uomo a uomo, tema de la película Death Rides a Horse (Giulio Petroni, 1967)

La primera vez que el cineasta le pidió prestada una canción a su ídolo fue para el Volumen 1 de su cuarta película: Kill Bill (2003). Aunque no fue lanzado como parte del soundtrack oficial de Warner Bros. Records, el tema principal de la cinta de Giulio Petroni reapareció en la escena en la que Beatrix Kiddo (mejor conocida como La Novia), con su katana en la espalda de Sofie Fatale, reta a su segunda víctima a un duelo.

Con el grito: “¡O-Ren Ishii! ¡Tú y yo tenemos un asunto pendiente!”, entra el rasgueo típico de una guitarra del Viejo Oeste, acompañado de una flauta frenética y los coros que cantan la frase “He’ll be comin’ down the mountains”. Porque así como Bill y Ryan en Death Rides a Horse, Uma Thurman ha vuelto del exilio para cobrar venganza.

 

Fine Di Barbara, E Il Ritornio Di Joe, de la película Navajo Joe (Sergio Corbucci, 1966)

Tampoco lanzada en el álbum oficial del Volumen 2 de Kill Bill, la pieza que marcaba la muerte de Barbara y el regreso de Joe en la cinta de Sergio Corbucci es utilizada por Tarantino para resaltar la grandeza del momento culminante en el viaje de Beatrix Kiddo. El mismo título de la película es spoiler del gran final, pero los detalles estarán mejor dichos por la cinematografía de Robert Richardson y el ojo de Quentin.

Para el soundtrack de esta película también se utilizaron otras cinco composiciones de Morricone, desde el tema de Per un pugno di dollari (Sergio Leone, 1964) hasta el de Il mercenario (Sergio Corbucci, 1968).

 

 

Paranoia Prima, de la película Il gatto a nove code (Dario Argento, 1971)

El cine slasher, ése que nos dejó The Texas Chainsaw Massacre (Tobe Hooper, 1974), Halloween (John Carpenter, 1978) y A Nightmare on Elm Street (Wes Craven, 1984), entre sus muchos elementos contaba con: a) Un asesino psicópata que mata adolescentes, y b) un soundtrack excelente para incomodar al público.

Como parte del proyecto Grindhouse (2007) que Tarantino realizó con Robert Rodríguez, Death Proof es una reinvención del slasher tradicional empapada del estilo del director de Pulp Fiction (1994), que ya era entonces muy identificable. Y como una de las convenciones de este tipo de película de horror es la música tétrica que aparece en momentos claves para crear un sello de alarma en los que están sentados en las butacas, Paranoia Prima de Ennio Morricone fue la elegida, por sus vientos, tambores y cuerdas macabras, para acentuar los momentos en que la protagonista Arlene ve el Chevy Nova del asesino.

 

L’incontro Con La Figlia, de la película Il ritorno di Ringo (Duccio Tessari, 1965)

El nombre de la canción, quizás aún más que en las tres entradas anteriores, encaja a la perfección con el momento terrorífico que musicaliza en Inglourious Basterds (2009). El encuentro con la hija, en el contexto de esta cinta de guerra y venganza, se refiere a la hija de los Dreyfus: una familia de judíos prófugos que, acompañados de esta música, no corren con muy buena fortuna.

Los coros estridentes hacen un ambiente casi operístico y, por lo tanto, con una fuerte carga dramática referente a las grandes tragedias míticas de la Antigüedad. L’incontro Con La Figlia no sólo nos introduce a la verdadera protagonista de Basterds, sino que culmina lo que probablemente es la mejor secuencia de toda la película: la introducción del coronel Hans Landa, nazi tan carismático como brutal que despide la canción con un “Au revoir, Shosanna!”.

Ancora qui, de la película Django Unchained (2012)

Por primera vez en la historia de su fanatismo por el western, Quentin Tarantino logró que su héroe compusiera una canción completamente original para una de sus películas, precedente de lo que sería su colaboración entera en The Hateful Eight. La voz y las letras son de la autoría de Elisa Toffoli, cantautora italiana, que se inspiró en la muerte de una amiga de la infancia.

En el filme, Ancora qui suena cuando las sirvientas de Calvin Candie preparan la mesa para la cena, cabizbajas, en movimientos que parecen coreografiados. La idea de la miseria que vivieron los esclavos negros en los años previos a la Guerra Civil estadounidense es bastante evidente, con la voz de Elisa cantando estrofas tristes y la música de Morricone tomando un papel menos grandilocuente.

 

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The Hateful Eight es la primera película de Quentin Tarantino en tener un score “original” (aunque también incluye canciones de The White Stripes y de Roy Orbison para no romper con la tradición).

Aquí una probadita:

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