Lee Miller: entre la moda, la guerra y el surrealismo

El retrato fotográfico, por más espontáneo o planeado que sea, delinea emociones que tal vez con palabras sería intrincado describir; también atesora el resplandor de una mirada, y de alguna forma, es la pista de un momento histórico.
Una fotógrafa que desde los años veinte hasta los sesenta formó un cúmulo de retratos fue Lee Miller, quien atravesó por dos mundos sin duda extrapolados: la guerra y la moda. Mientras el porvenir se arriesgaba en el campo de batalla, y durante cada disparo (de una arma de fuego o de una cámara fotográfica), la tranquilidad péndulaba entre la vida y la muerte, dentro de un estudio fotográfico, el que poseía la cámara controlaba tanto la luz como a los protagonistas. El tiempo en ambos universos se concibe diferente. En la moda, un segundo es la mínima parte de largas horas de sesión para embellecer la textura de una prenda y posicionar un estilo. En los enfrentamientos bélicos, en el mismo lapso de tiempo se define el futuro de un ejercito, de una sociedad civil y del propio fotógrafo.
Sin embargo, hay capítulos en los que la guerra y la moda no se hallan del todo separados. Se unen por personajes movidos por la vehemencia hacía la imagen, como la ya mencionada Lee Miller; modelo, fotógrafa surrealista y fotógrafa de guerra, su nombre se repite en diversos episodios artísticos de Nueva York, Alemania, París e Inglaterra.
Lee Miller fue modelo de su propio padre y después de las páginas de la revista Vogue. Sin embargo, fue en París donde aprendió a expresar la rebeldía que la caracterizó desde pequeña. Esta vez no posó para las cámaras; echó mano de ella y debido a un accidente descubrió la solarización, técnica que fue un distintivo en sus fotografías, la cual consistía en exponer a la luz blanca la pieza que se encontraba en proceso de revelado. Con esto se invierten los tonos y las zonas oscuras aparecen como zonas de luz, creando un borde definido entre las zonas contrastadas.
Durante seis años fue parte del London War Correspondents Corp. Recorrió Francia, capturando los efectos del napalm en el asedio de Saint Malo, la liberación de París, la batalla de Alsacia y los campos de concentración de Buchenwald y Dachau.
Su trayectoria se desarrolló en contextos muy distintos, lo que nutrió a su trabajo de un sello especial. Un ejemplo es cuando terminó su relación con Man Ray y abandonó el estudio bohemio de Montparnasse para mudarse a Nueva York; en plena recesión económica montó, con su hermano como asistente, un estudio fotográfico al que acudían diversas celebridades como Joseph Cornell, Lilian Harvey y Gertrude Lawrence. Sus aires artísticos parisinos y el surrealismo hicieron de los retratos piezas especiales para los que acudian, especialmente para Joseph Cornell.

El matrimonio con Aziz Eloui Bey la llevó al Cairo, donde desarrolló un trabajo más libre, sin alguna intención periodística o comercial. Debido a tal relación, Miller tuvo la oportunidad de retratar a Charles Chaplin, ya que era amigo de Aziz. Posteriormente se casó con Roland Penrose y tuvieron un hijo, Antony Penrose, quien en 1978 halló 60 mil negativos, fotos y manuscritos de su madre. A partir de entonces, se ha dedicado a difundir su obra en alrededor de 20 países.

Pablo Picasso, Jean Cocteau, Leonora Carrington y demás artistas viven en las fotografías de Lee Miller. Incluso cuenta con una imagen en la que aparecen Leonora Carrington y Max Ernst al inicio de su relación y que, por acuerdo entre ambas artistas, no habría de publicarse hasta después de la muerte de la pintora.
Leticia Arredondo
Cofundadora y editora de ZOOM F7. Escribo sobre cine y fotografía.
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