Una relación perversa | Crítica

Por: Gerardo Herrera
Quienes creen que el dinero lo hace todo,
terminan haciendo todo por dinero.
–Voltaire
La directora de cine Maude Shainberg sufre un derrame cerebral antes de realizar su siguiente película; a pesar de su estado físico decide filmarla y para ello contrata a Vilko (un estafador) como protagonista de la historia.
La premisa de Una relación perversa (2014) es potente, la directora no le teme al desarrollo dramático, muestra con frialdad la lenta rehabilitación de Maude y sus secuelas. El primer acto es brillante ya que el personaje está interpretado de manera magistral por Isabelle Huppert, quien dota de fragilidad a la artista; es sin embargo, la aparición de Vilko el principal motivo de que el conflicto se estanque o avance a un ritmo lentísimo.
Éste funciona como personaje pivote; mediante un encanto sobrio conquista a Shainberg, envolviéndola y de paso sacándole todo su dinero. Es ahí donde el filme conduce al tedio. A pesar de su maravilloso arranque, la resolución a partir de la mitad del segundo acto decrece, deja de pasar algo. El final, predecible desde la llegada de Vilko abre muchas puertas pero carece de fuerza.
Un elemento visual destaca por encima de los demás: la cama. Jamás se nos muestra o insinúa un contacto físico superior a un saludo entre nuestros protagonistas, empero, la habitación de Maude es su prisión, su limitante corporal se enfatiza cuando ella está en su hogar, es inútil, entonces la relación con Vilko adquiere importancia, él es vital para ella pero ella no lo es para él. Es su proveedora, él es quien le brinda alegrías, el dinero a cambio de felicidad.
En el apartado técnico los franceses son irreprochables, la fotografía de Alan Marcoen desatura el color y funge como un complemento idóneo para representar las emociones de Maude. La ausencia de música y el diseño minimalista son un aporte, cada elemento en la película complementa al personaje, lo cual es arriesgado pero al mismo tiempo es una propuesta interesante.
Sin embargo resulta una experiencia desequilibrada, el conflicto arranca repentinamente, asciende y posteriormente se estanca, en algún momento sube pero se asemeja a una llama cuyo fuego se atenúa con el paso de los segundos. A los protagonistas se les respalda desde todos los frentes técnicos y estéticos, a pesar de ello, el guión se debilita con cada escena.
Una relación perversa es un buen filme, interesante y sombrío. A pesar de ello, pudo sin lugar a dudas convertirse en una de esas experiencias memorables que transgreden la psique del espectador, lamentablemente se queda en el intento.
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