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Güeros: el deseo de estar siempre en casa

Güeros película

Por: Leticia Arredondo (@leetyAV)

 

“Que las piedras de nuestra casa se confundan con el resto de las piedras”

En más de una ocasión el “Preferiría no hacerlo” de Herman Melville nos ha seducido en la juventud, etapa en la cual queremos salir de casa, pero al mismo tiempo desearemos hallarla en el lugar donde elijamos escapar.

Güeros (2014, de Alonso Ruizpalacios, nos sitúa en tales escenarios al presentarnos personajes que buscan ese hogar simbólico en un contexto de discrepancias sociales y políticas. Todo en un país de escalas. Y a través de la escala de grises, el cineasta nos invita a preguntarnos: ¿los contrastes son inconciliables?

Tomás (Sebastián Aguirre) y Sombra (Tenoch Huerta) son hermanos. Uno residente en la Ciudad de México y otro en Veracruz. Uno güero y el otro no. El primero completamente desubicado y el segundo, conocedor del orbe capitalino.

Sin embargo, esta última afirmación resulta momentánea, porque la llegada de Tomás a la capital será el detonante para que su hermano mayor conozca otra Ciudad de México, aquella que se mueve, la que es desastrosa y en donde es necesario correr a cada momento. Por lo tanto, Tomás es quien enciende la tensión en el personaje de Sombra, que se halla en pleno ocio a lado de Santos (Leonardo Ortizgris), su compañero de casa. Por su parte, Ana (Ilse Salas) cumple el papel de responder a la pregunta inicial: los opuestos son sólo a nivel superficial.

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Juntos enfrentarán una serie de peripecias guiadas por una huelga en la UNAM (que hace referencia a la ocurrida en 1999) y la búsqueda del rockero Epigmenio Cruz. Lo dicho es un aspecto destacable en la trama: al no especificar que se trata del año 1999, ni mostrarnos la música que pudo “salvar el rock mexicano”, deja al espectador la libertad de colocar aquella efervescencia estudiantil y música con la que se identifica.

Por otra parte, el término “güeros” nos refresca planteamientos que ocuparon la pluma de Nietzsche hace más de 100 años: la sensación de distanciamiento que genera una contraposición, a partir de la cual se derivan términos valorativos en la sociedad; por ejemplo, lo bueno y lo malo. “¿Quiénes son los de aquí, y quiénes son los de allá?”, se pregunta Sombra, el estudiante al que tachan de esquirol, quien está en “huelga de la huelga”, quien transita en los dos extremos sin pertenecer a uno.

La película resulta un diálogo entre épocas, de ahí que coexistan elementos que nos sitúan en el 2014, pero también en el ambiente universitario de final de los años noventa, lo que podría señalarse como una contradicción. Sin embargo, en Güeros todo deriva en una balanza en la que se equilibra el pasado con el presente, la música de Agustín Lara con el ficticio Epigmenio Cruz. El ideal de defender la educación, y la desidia. Y finalmente, de las risas que provocan los personajes “hay que ver lo que hay detrás”.

Hasta el 1 de noviembre de 2020 puedes ver aquí gratuitamente Güeros.

ENTREVISTA CON ALONSO RUIZPALACIOS

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