Hayao Miyazaki: El dibujante de alas grandes

Por: Citlalli Vargas Contreras (@rimbaudienne_)
“Las almas de los niños son las herederas de la memoria histórica de las generaciones anteriores” Hayao Miyazaki
En el contexto del bélico Tokio de la Segunda Guerra Mundial, nació el pequeño Hayao Miyazaki, un niño que, como los aviones de aquella época, voló alto para convertirse en un laureado director de cine de animación e ilustrador, uno de los más reconocidos internacionalmente.
Miyazaki nació en el seno de una familia que se sostenía gracias al negocio que su padre tenía, donde se fabricaban timones para aviones de guerra, lo cual causó su enorme fascinación por la aviación y la literatura de guerra. Asimismo, Hayao sintió una gran admiración por su madre, una mujer de carácter fuerte y de gran temperamento. Ambas situaciones marcaron profundamente al chico, reflejándose posteriormente en sus películas y convirtiéndose en la identidad de éstas.

Desde joven desarrolló su afición por el dibujo, ésta inspirada por Osamu Tezuka, un dibujante japonés quien es considerado el padre del manga y creador del popular personaje Astroboy. No obstante, siguiendo los pasos de su padre, Miyazaki estudió Ciencias Políticas y Económicas en la Universidad de Gakushuin, en su ciudad natal, pero el gran anhelo de contar historias jamás se apagó.
Al finalizar la carrera profesional, se incorpora a Toei Doga, uno de los estudios de animación más importantes de Japón, convirtiéndose en el encargado de dibujos entre movimientos. Dentro de esta empresa adquirió suficiente experiencia como animador y conoció a Isao Takahata, quien se volvería uno de los principales colaboradores en sus proyectos venideros.
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Tiempo después pasó a formar parte de Nippon Animation, compañía responsable de series de gran fama como Heidi y Conan, la cual sería la primera dirigida por Miyazaki en 1978. Un año después llegaría la oportunidad de dirigir una película en la empresa Tokio Movie Shinsha: Lupin III: El Castillo de Cagliostro, la cual sigue las aventuras de Arsenio Lupin, un ladrón creado por Maurice Leblanc.

Luego de varios años, y ante la imposibilidad de hacer un largometraje con sus propios recursos, Miyazaki realiza por encargo de Animage, un manga que tiempo después se convertiría en su primera película “de autor”: Nausicaä del Valle del Viento de 1984. La historieta fue acogida de manera positiva por sus lectores, mientras que la película fue producida por Tokuma Shoten y Topcraft Studio, este último integrado por aquellos que meses después serían los trabajadores de Studio Ghibli, fundado en junio de 1985 por Miyazaki y Takahata.
Desde sus inicios como ilustrador, el nipón ha sido reconocido por un muy personal estilo que busca enviar a sus espectadores más pequeños (y a aquellos no tan pequeños) mensajes en pro de la paz, así como la profundización de la relación entre el hombre y la naturaleza, la responsabilidad y otros valores fuertemente cimentados en la cultura japonesa y apreciados en la occidental.
De igual manera, es importante señalar a los personajes femeninos de sus cintas, los cuales, como su madre, son de un temple fuerte, carácter decisivo y personalidad valerosa, rasgos poco comunes en los arquetipos de mujer de la cultura nipona. Uno de los ejemplos más destacados de esto es la pequeña protagonista de El Viaje de Chihiro (2002), cinta que le valió no sólo el Óscar a Mejor Película Animada, sino también el Oso de Oro en la Berlinale.

Entre sus películas más reconocidas se encuentran Mi Vecino Totoro (1988), La Princesa Monokoke (1997), El Increíble Castillo Vagabundo (2004) y Se levanta el viento (2014), su última película, ya que el director anunció su retiro el 1 de septiembre de 2014, luego de que entre especulaciones, explicara que su jubilación se debía a la pérdida de su vista, lo cuál le dificultaba su trabajo.
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